El Gobierno tira la toalla: “Es cuestión de días, o nos ayudan, o nos hundimos”


 El Gobierno tira la toalla: “Es cuestión de días, o nos ayudan, o nos hundimos”
Sin mas Alternativa que el Rescate, el Default, o la Salida del Euro.

El jefe del Ejecutivo, Mariano Rajoy, en el Congreso de los Diputados. (EFE)

El Gobierno de Mariano Rajoy afronta a partir de hoy una de las semanas más cruciales de su mandato.

Después de cerrar la semana pasada con la prima de riesgo por encima de los 600 puntos básicos y de que se dispare a 640 en las primeras horas de hoy con el anuncio de dos comunidades autónomas, ambas del PP –Valencia y Murcia-, de pedir el rescate porque no tienen liquidez ni para pagar las nóminas de sus empleados, y con la calle al borde de la ebullición, lo que pase a partir de hoy puede ser definitivo.

“Lo que le está pasando a España no es solo la evidencia del fracaso de nuestras políticas como país durante todos estos años atrás, es también la evidencia del fracaso del proyecto europeo, de la incompetencia de sus líderes y de la inutilidad de sus decisiones”, dicen fuentes muy próximas al propio Mariano Rajoy. Y es que el Gobierno ya no tiene margen de maniobra para hacer nada más y depende única y exclusivamente de las decisiones que se tomen en Bruselas.

“O nos ayudan, o nos hundimos nosotros y se hunde Europa, y es cuestión de días, aquí no se puede actuar con esa lentitud exasperante con la que acostumbra actuar Bruselas”, dicen en el Ministerio de Economía. Actuar significa que el BCE, como se le viene reclamando desde la semana pasada por todo el Gobierno, rompa con su tradicional hermetismo y o bien compre deuda o al menos haga algún gesto efectivo que lleve a pensar a los mercados que lo va a hacer en el corto plazo.

Pero el pesimismo se ha instalado en el seno del Gobierno de España hasta el punto de que el Ejecutivo de Rajoy ya maneja tres posibles escenarios que pueden darse en los próximos días o semanas: 
El primero, el rescate financiero. El Gobierno cree que es el menos probable porque supondría una inyección de capital en las arcas españolas de más de 500.000 millones de euros, una cantidad “exorbitante, difícilmente suscribible por el conjunto de la UE”, entre otras razones por implicaría que la siguiente ficha a derribar sería Italia, lo que implicaría una cantidad mucho mayor -700.000 millones de euros-. En cualquier caso, “supone el reconocimiento de un fracaso que, además, llevaría inevitablemente al fin del euro porque los países nórdicos presionaría para su ruptura”, señalan fuentes del Ejecutivo. Con todo, el Gobierno ya no niega tajantemente la posibilidad del rescate como venía haciendo hasta ahora.
El segundo, el temido default, la suspensión de pagos. Sería una manera de presionar al BCE y a los países nórdicos, fundamentalmente a Alemania como principal acreedora de España, pero al mismo tiempo “trasladaría una imagen tremendamente negativa de nuestro país y dispararía la prima de riesgo hasta niveles inasumibles –aunque ya lo está-, y salvo que la UE actuara rápido tampoco nos libraría del rescate”, señalan estas fuentes. Con todo, es la opción que el Gobierno baraja en este momento como más plausible, entre otras cosas porque si en la UE no se toma alguna decisión inmediata, la ausencia de liquidez va a poner en riesgo el pago de las nóminas a funcionarios y el de los intereses de la deuda “no más allá de agosto o septiembre”, añaden.
El tercero, la salida o la ruptura del euro. Bien por decisión del propio Gobierno, que debería de contar con el apoyo de la oposición para tomar una decisión de esa naturaleza, o bien porque el llamado ‘núcleo duro’ de la UE, los países nórdicos, logren imponer sus tesis de una doble velocidad, en cualquiera de los dos casos supondría el final del euro tal y como lo conocemos hasta ahora. El Gobierno no descarta nada, y esta posibilidad también esta sobre la mesa. “Volveríamos a una moneda propia y podríamos actuar sobre nuestros índices de competitividad. Es cierto que en un primer momento tendría consecuencias desastrosas, pero nos devolvería autonomía para hacer nuestras políticas y poder salir de la crisis antes de lo previsto. Eso sí, nuestros acreedores ya pueden irse olvidando de cobrar antes de que nuestra economía empiece a recuperarse”, concluyen estas fuentes.

En cualquier caso, el Gobierno parece resignado a que sea uno de esos tres escenarios el que se imponga en los próximos días, aunque “desde nuestro punto de vista, la única salida verdaderamente eficaz a esta situación es la que se acordó en la última cumbre, es decir, construir más Europa, ir a la Unión Fiscal y a la Unión Bancaria. Pero no podemos permitirnos el lujo de esperar meses, tiene que ser ya, o al menos dar pasos significativos en esa dirección”, afirman en el Ejecutivo de Rajoy.

De ahí la llamada a Mario Monti para que se reúna con Rajoy el día 2 de agosto en Madrid. Y de ahí las conversaciones vía telefónica que el presidente del Gobierno, está manteniendo desde la pasada Cumbre, con mucha frecuencia, con el presidente francés François Hollande. Frente al inmovilismo nórdico, el sur se une en una acción coordinada de presión. “Quizá sea esa una de las alternativas a la actual configuración de Europa, pero la duda va a estar en hacia donde incline París la balanza, porque eso será lo que pronostique el éxito o el fracaso de esta nueva alianza nacida de la crisis”, concluyen estas fuentes.

Federico Quevedo -

Ante la "extrema volatilidad" bursátil


La CNMV prohíbe las operaciones a corto

La jornada de pánico en la bolsa, con la prima de riesgo tocando los 640, ha llevado a esta decisión, que trata de detener las pérdidas.

La Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) ha acordado prohibir de forma cautelar por un periodo de tres meses, hasta el cierre del 23 de octubre inclusive, la realización de operaciones sobre valores o instrumentos financieros que supongan la constitución o incremento de posiciones cortas netas sobre acciones admitidas a negociación en el mercado secundario oficial español.

El organismo presidido por Julio Segura ha adoptado esta decisión "debido a la situación de extrema volatilidad que atraviesan los mercados de valores europeos, que podría perturbar su ordenado funcionamiento y afectar al normal desenvolvimiento de la actividad financiera". La CNMV señaló que en estas condiciones resulta preciso revisar la operativa de los mercados de valores con el fin de asegurar el mantenimiento de la estabilidad financiera. Además, indicó que, una vez cumplido el plazo de tres meses, la prohibición podría prorrogarse o levantarse si se considerase necesario.

El supervisor bursátil español sigue así los pasos de su homólogo italiano (Consob), que también ha decidido prohibir de nuevo "de forma inmediata" las posiciones cortas sobre todas las acciones de bancos y aseguradoras, una medida que estará en vigor durante toda la semana.

Esta decisión de los reguladores bursátiles se produce en medio de una gran volatilidad de los mercados. Así, el Ibex 35, tras hundirse el pasado viernes un 5,82%, la mayor caída desde mayo de 2010, llegó a media sesión de este lunes a sufrir otro retroceso de más del 5%, perdiendo los 6.000 puntos. A las 14.44 horas el selectivo perdía un 3,03%, hasta los 6.057,2 puntos.

La prohibición

En agosto del año pasado, la CNMV, junto a otros supervisores bursátiles europeos, también optó por la prohibición de las posiciones cortas ante la situación de continuada inestabilidad en los mercados de valores europeos y, en particular, en los valores financieros. Esta prohibición se prolongó en los mercados españoles hasta el pasado mes de febrero.

Ahora, la prohibición cautelar afecta a cualquier operación sobre acciones o índices, incluyendo operaciones de contado, derivados en mercados organizados o derivados OTC, que suponga crear una posición corta neta o aumentar una preexistente, aunque sea de forma intradiaria. Además, se entenderá por posición corta neta aquella que resulte en una exposición económica positiva ante una caída del precio de la acción.

¿Qué son los 'cortos'?

No es casualidad que los reguladores intenten atajar las fluctuaciones excesivas del mercado con normativa contra las posiciones cortas. Este tipo de operaciones siempre han estado en el punto de mira de los gobiernos que las asocian con ataques especulativos contra algunos activos. En realidad, invertir a corto consiste, simplemente, en apostar a que un valor va a caer en su cotización en un período de tiempo determinado (normalmente reducido).

Por ejemplo: un operador cree que la cotización de la Compañía X va a caer. Entonces, pide prestadas unas acciones de esta compañía y se compromete a devolverlas en un par de días. Luego, las vende en el mercado a 100 euros por acción, su valor actual. Si el operador acierta y esta Compañía X cae de valor en la Bolsa (por ejemplo a 90), recompra las acciones y se las devuelve a su propietario, con una ganancia de 10 euros por acción. Pero esto es peligroso, porque si esta empresa comienza a subir en el parqué (a 110 euros por acción), también tendrá que comprar esas acciones para devolverlas y sufrirá la correspondiente pérdida. Los gobiernos siempre acusan a los operadores a corto de especuladores y de tirar abajo los mercados, pero no está claro que su influencia sea tan negativa. En este artículo de Juan Ramón Rallo, se explican claramente las características de este tipo de inversión y sus efectos.